EREVÁN, 9 DE FEBRERO, ARMENPRESS. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia respondió a la carta de los mandatarios de la ONU, dirigida a Azerbaiyán, en la que se solicita que las autoridades azerbaiyanas brinden explicaciones acerca de los crímenes de guerra, perpetrados por sus fuerzas armadas durante el ataque contra Armenia. A la pregunta de Armenpress al respecto, contestó el secretario de Prensa del MAE de Armenia, Vahan Hunanián.

Pregunta: En los últimos días, por parte de los mandatarios de la ONU se publicó una carta dirigida a Azerbaiyán, en la que se solicita que el gobierno de Azerbaiyán brinde explicaciones acerca de los casos de crímenes de guerra perpetrados por las fuerzas armadas de Azerbaiyán durante la agresión provocada contra la República de Armenia el 13 de septiembre de 2022. Se hace mención también a la cuestión de la no liberación de los prisioneros de guerra después del alto el fuego de noviembre de 2020. Azerbaiyán, sin embargo, evitó responder a los mandatarios de la ONU durante el período determinado. ¿Qué comentarios tiene al respecto?

Respuesta: En diversas oportunidades nos hemos referido a la necesidad de una investigación internacional adecuada de los crímenes de guerra perpetrados por Azerbaiyán y hemos exigido que se reconozca la responsabilidad de los culpables y los organizadores de esos crímenes, también mediante la aplicación de sanciones internacionales.

En la carta-reclamo, los mandatarios de la ONU expresan su profunda preocupación por lo sucedido y hacen un llamamiento a Azerbaiyán a emprender todas las medidas necesarias para cesar esas violaciones, prevenir su repetición y asegurar la pena de cualquier individuo o individuos que son responsables por la ejecución de esos crímenes.

Recordarán, que para mitigar el repudio de la comunidad internacional y desviar su atención, Azerbaiyán declaró en otoño del año pasado el comienzo de una investigación de los crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas armadas. Como demuestra el hecho de haber ignorado la carta-reclamo de los mandatarios de Naciones Unidas, la supuesta investigación era simplemente una farsa, para ocultar el problema.

Los mandatarios de Naciones Unidas no recibieron respuesta a sus consultas sobre los prisioneros de guerra armenios, las demás personas que son mantenidas en cautiverio y los casos de desapariciones forzadas.

De esta manera, podemos reafirmar que Azerbaiyán, siendo parte de los documentos fundamentales de Naciones Unidas en materia de derechos humanos, los viola gravemente, ignora las resoluciones de los organismos competentes de Naciones Unidas y no colabora con los organismos, que supervisan la protección de los derechos humanos, como lo son los mandatarios (los relatores y los expertos independientes).

En esta situación es indispensable la realización de una investigación adecuada de los crímenes de guerra cometidos por Azerbaiyán, la sanción de los culpables y los organizadores. Aparte, la comunidad internacional debe aumentar la presión, para el urgente retorno de las personas civiles y los prisioneros de guerra armenios, que son mantenidos en cautiverio en Azerbaiyán ilegalmente; y para descubrir los casos de desapariciones forzadas y el paradero de los desaparecidos forzados.

Valorando altamente la colaboración con las instituciones de Naciones Unidas, Armenia también desea llamar la atención sobre el hecho de que últimamente Azerbaiyán adoptó la política de aterrorizar a los organismos de la ONU. Ejerciendo presión sobre ellos, los obliga a no comentar sobre los graves casos de violaciones de los derechos humanos por parte de Azerbaiyán y a reeditar las declaraciones adoptadas previamente por la ONU. Somos testigos de todo esto en el contexto de las declaraciones sobre el cierre del Corredor de Lachín y el bloqueo al pueblo de Nagorno Karabaj.

A pesar de las acciones de Azerbaiyán, estamos seguros de que todos los organismos de la ONU, entre ellos, en primer lugar, los organismos competentes en materia de derechos humanos, continuarán realizando su trabajo en conformidad con el espíritu y la letra de la Carta de las Naciones Unidas.